Las calderas son algo que debe usarse de forma regular. Del mismo modo que los músculos se atrofian al no utilizarlos, lo cierto es que tanto las calderas como las cañerías del agua pueden hacer los propios. Y es que existen cosas que cuanto más se utilicen es mucho mejor. De hecho, como sabemos, una casa suele mantenerse en mejores condiciones y durante más tiempo cuando es ocupada que cuando está vacía.
El hecho de utilizar la caldera a diario hace que el agua pasé por ella y se renueve. También hace que haya una circulación que no existiría en el caso de que no la utilicemos. Por eso, el hecho de no utilizar la caldera puede generar varios tipos de averías que pueden complicarnos la vida. La buena noticia es que casi siempre tienen arreglo.
Problemas frecuentes en calderas
Así, una de las averías más frecuentes en las calderas por culpa de no usarla suele ser el hecho de que entre aire dentro de los radiadores. En estas ocasiones, las calderas pitan y silban y emiten otro tipo de ruidos extraños. Además, también podemos identificar este problema cuando nos damos cuenta de que los radiadores no calientan. La solución a esta situación es muy fácil. Suele bastar, en general, con realizar el famoso purgado de los radiadores. En él, se eliminará el aire presente en ellos y esto hará que la calefacción vuelva a funcionar al circular mejor el agua en el interior de los conductos.
La bajada de presión es otro de los problemas que pueden aparecer en nuestra caldera si no la utilizamos suficientemente. En este caso, se trata de que la presión interna no es tan alta como debiera. Esto suele llegar con el tiempo o por no utilizarla lo suficiente. En este caso, lo que vamos a observar es que la calefacción caliente menos. la parte buena, al igual que en el otro caso, es que tiene fácil arreglo. Basta con llenar el circuito con la presión recomendada por el fabricante de nuestra caldera y disfrutar del calor.
Un tercer problema habitual en las calderas que se suelen producir cuando no se usan es la obstrucción de la salida de humos. La salida de humos es un lugar muy importante para tu caldera ya que permite evacuar los humos y residuos que se forman durante el proceso de combustión, sino en esa zona puede acabar formándose cualquier tipo de polvo o de impureza que bloquee el conducto. A diferencia de los anteriores, este sí es un problema grave. Si el monóxido de carbono que genera la caldera se acumula en el interior vamos a tener un problema ya que puede ser un gas muy peligroso.
Por último, los apagones repentinos de la calefacción pueden ser otro problema. Este tipo de mal funcionamientos se producen después de llevar mucho tiempo sin utilizar la calefacción. Así, es frecuente que al acercarse el invierno la bomba de recirculación de nuestra caldera se encuentre bloqueada. Suele deberse al hecho de que la caldera únicamente ha estado operando durante mucho tiempo solo con el agua caliente, y al encender de nuevo la calefacción, nos encontramos con que está bloqueada. lo que debe hacerse en estas situaciones es, en muchas ocasiones, desmontar la caldera y reinstalarla. Eso sí, por la complejidad de esta operación, recomendamos que sea un técnico especialista quien lo hagay no usuario sin formación, ya que la caldera puede ser algo peligroso si no se sabe cómo manipular.